Cuando lo desembalé pensaría que sería más compacto, pero ni mucho menos: al extender las amplias patas, ocupa bastante, algo primordial por otra parte, si pensamos que debe soportar cierto peso y aportar la máxima estabilidad posible.
Aporta mucha rigidez, en línea con soportes de la misma familia estructural y otras marcas, aunque para hacer ajustes que requieran mucho par de apriete, debemos hacerlos con precaución, ya que la carga va a parar a la tija de la bicicleta, o al cuadro, en su defecto.
La parte que agarra la bicicleta se puede configurar con la inclinación que queramos, de manera que podemos sostener la bicicleta por el tubo horizontal del cuadro, o bien por la tija, en caso de no poder al tener en dicho tubo los cables del cambio. La inclinación se puede elegir al gusto, como se intuye por los dientes de plástico que trae esta parte del soporte.
Tanto las patas como la parte extensible superior, con la que elegimos la altura y la posición de giro de la bicicleta, poseen unos cierres rápidos (muy rudimentarios, por cierto) para fijar dichas posiciones firmemente.
Detalle de uno de los tres tapones de goma antideslizante de las patas.
Esta pegatina venía con el soporte, para pegarla donde prefieras.
Así queda la bicicleta sujeta por el soporte.
Hice esta foto para que se percibiera la inclinación lateral con la que sostiene la bicicleta en caso de elegir agarrarla por la tija. Esto provoca que el manillar quede girado.
En definitiva, el Super B 1950 es un soporte básico, estable y que tiene pinta de que durará muchos años teniendo en cuenta su uso doméstico. Tiene detalles mejorables como por ejemplo los cierres rápidos, que podrían ser de mejor calidad, porque están bastante duros, y ciertamente, no encuentro más detalles corregibles de este excelente soporte. Una compra recomendada, sin duda.
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